No es de extrañar que esta propiedad nos haya entusiasmado a primera vista ya que sus gruesos muros están cargados de historia. Construida en el año 1875, han pasado bastantes años hasta la última gran reforma de la propiedad en el año 2005.
La vivienda destaca por su estilo tradicional asturiano, sus muros de piedra, combinados con ladrillos vistos, maderas nobles y verjas de forja, hacen de esta casa una fortaleza. Todo en ella es exquisito..., el jardín repleto de diversas plantas y árboles destaca con su buganvilla sobre la fachada de la casa. Su cenador y rincones de lectura a la sombra de los árboles se transforman en una absoluta intimidad donde disfrutar del lujo de tener este pedacito de paraíso para ti solo.
La casa de diseño tradicional y cuidadosamente restaurada, está lista para escribir un nuevo capítulo de su historia. Sus 454 m² construidos distribuyen grandes estancias en su interior. En la planta baja se encuentra un amplio hall de entrada con accesos a un amplio salón de televisión, y a un comedor independiente junto a una pequeña cocina a la que no le falta detalle. Una despensa, una lavandería y un baño completan esta ala de la casa. Las escaleras centrales rodean la vivienda y alojan una gran habitación de 57 m² aproximadamente donde no falta detalle decorativo, techos abuhardillados con velux e increíbles vistas. Continuando una planta más de la vivienda se accede a un distribuidor convertido en sala de estar que reparte tres dormitorios, un baño y el corredor para disfrutar de las vistas a la montaña. Unos escalones de madera antigua conducen desde la planta primera a la parte superior del inmueble, el bajo cubierta donde se aloja un gran dormitorio tipo suite que ocupa todo el espacio diáfano de 100 m² aproximadamente e incluye una chimenea. Por último, cabe destacar la planta semisótano con salida al jardín y donde se encuentra una capilla, una sala de culto y una habitación de servicios.
La propiedad incluye el mobiliario con armarios en ébano, caoba, cerezo... sus tallas dejan boquiabierto a todo aquel que las contempla. Abrir los armarios y descubrir espejos en forma de vestidor es una obra maestra con increíbles comodidades para aquella época de nuestro pasado. Vivir en esta propiedad es una desconexión total del ajetreo urbano. Sin embargo, se sitúa a apenas 5 minutos del pueblo de Posada de Llanes, que dispone de todos los servicios.
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