Cualquier persona intrépida que se lance a la aventura empresarial precisa de una base de operaciones, un cuartel general donde poder dirigir su floreciente negocio. ¿Te identificas con ese emprendedor que no le teme a nada? Entonces lo que necesitas es un local comercial hecho a tu medida. El establecimiento que podrás diseñar como te plazca para que tus productos luzcan con todo su esplendor, para que la gente se vea obligada a detenerse frente a los escaparates que darán a la calle. La cuestión es tener visión de futuro. Si albergas la certeza de que el stock que vas a comercializar es de primera calidad, requieres de un local que genere una atracción irresistible.
Sin local no hay beneficios. Ya puedes ir metiéndote esa máxima en la cabeza si deseas triunfar. No puedes estar vendiendo aire; no puedes ofrecer unos productos que tus clientes no puedan tocar, manosear ni degustar. Un establecimiento físico estará impregnado de tu filosofía, sus paredes hablarán de tu marca. Transmitirá seguridad y confianza. La ausencia de un espacio así le restará identidad a tu empresa. ¿No ves que de esa forma parecerá que estás comercializando artículos inexistentes? Instala probadores, distribuye lineales, coloca mostradores. Además, deberías saber que la compra de un local constituye la adquisición más fructífera en el sector inmobiliario.
Está más que probado que una empresa puede sobrevivir en el mercado sin un sitio donde instalarse. Pero sé sincero contigo mismo: si quieres montar una sociedad limitada en condiciones, echarás en falta una oficina que se ajuste a la faceta de tu negocio. El campamento base donde trazarás tu plan de acción. La gente que integre tu plantilla sentirá que pertenece a un lugar, trabajará a pleno rendimiento cuando le ofrezcas un refugio donde dar rienda suelta a su talento. Porque el futuro de tu empresa debe descansar en una oficina decorada según sus rasgos, un espacio acogedor diseñado para los éxitos que están por llegar. Uno de los secretos para afianzar tus logros.
Tantas toneladas de material deben depositarse en algún lugar, toda esa maquinaria que pondrá en marcha los engranajes de tu empresa requerirá de unas instalaciones espaciosas. ¿Y qué superficie tiene una capacidad de almacenamiento tan inabarcable? Pues una nave industrial, ni más ni menos. Ese recinto inmenso donde podría caber todo el producto que vayas fabricando, el mismo que luego se transportará a los comercios para que el público lo conozca. Está más que claro, ni lo pienses: la compra de una nave es una adquisición imprescindible para que tu compañía emprenda el vuelo. Tan sólo tienes que buscar en el polígono adecuado para asentar las raíces de tu negocio.